martes, 4 de marzo de 2008

LA MUJER EN LOS TIEMPOS DEL NEOLIBERALISMO
Soledad Requena Spyer
Consultora en Desarrollo Social y Género

Las mujeres del mundo nos preparamos para celebrar el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo. En el Perú un gran número de mujeres nos alistamos también para celebrar este día. Cada una a su modo, a su estilo, a su pensamiento, a su concepción. Sin embargo es necesario hoy más que nunca, celebrar si, pero también pensar, reflexionar, organizar y luchar para enfrentar la situación vivida por la gran mayoría de mujeres latinoamericanas y peruanas; la tarea es entender con mayor claridad el neoliberalismo, expresión salvaje del capitalismo, cuya lógica es el mercado y la ganancia a cualquier costo, acorde con palabras del economista Hayek, defensor del neoliberalismo: “muchas vidas pueden ser sacrificadas”, que a su vez explica el comportamiento del actual gobierno patriarcal y autoritario, poniendo en riesgo el Estado de derecho. Estamos viendo y sintiendo entonces la amenaza cada vez mayor de acabar con los derechos de las mujeres que tanto ha costado conquistar, particularmente, el derecho a la educación, al empleo remunerado, y a la salud. En la lógica de conseguir más inversiones extranjeras el Estado peruano continúan otorgando concesiones políticas, de esta manera el neoliberalismo se traduce en el debilitamiento de las conquistas democráticas logradas por el pueblo y especialmente por las mujeres.
Como efecto del neoliberalismo, las condiciones que experimentan las mujeres en el Perú se han precarizado, tales como la disponibilidad y acceso de servicios. De hecho, el Perú es uno de los ejemplos más saltantes: analizando la situación de la salud de la mujer, encontramos que casi el 40% de la población total femenina sufre de anemia y/o desnutrición; sólo uno de cada dos partos son atendidos por personal médico entrenado, y únicamente un tercio de todos los partos en el país son atendidos por médicos.
La violencia contra la mujer es otro tema verdaderamente preocupante. Aunque es ya conocida la deplorable historia de violencia de género que prevalece en el país, así como en muchas otras partes del planeta, los números siguen siendo alarmantes, lo que llevó a que en 1996 la Organización Mundial de la Salud reconoció la erradicación de la violencia de género como una prioridad de salud pública.
Por dar un ejemplo que retrata la situación en el país, un reciente estudio llevado a cabo en las ciudades de Lima y Cusco mostró que 48% de las mujeres de Lima y 68% de las mujeres de Cusco reportó haber sufrido de violencia física por parte de su pareja; mientras que el 23% de las mujeres en Lima y el 47% de las mujeres en Cusco reportó haber sido víctima de violencia sexual. El hecho que más de la mitad de las mujeres de Lima y 2 de cada 3 mujeres en Cusco reporte haber sido víctima de abuso físico o sexual no es sólo alarmante, sino indignante.
Desafortunadamente, la situación de la salud de la mujer en Perú no es una excepción a la regla, sino que más bien refleja el estado general de los países de Latinoamérica y los efectos siniestros del neoliberalismo.
Como resultado del neoliberalismo se ha incrementado la pobreza y la extrema pobreza siendo uno de los principales factores que violan el derecho de las mujeres y las niñas a la educación. Los costos de matrícula y otros gastos relativos al transporte, la vestimenta y los materiales de estudio profundizan la brecha de género existente. Muchas veces las familias no pueden hacerse cargo de la educación de todos sus miembros y a la hora de elegir son las niñas las que se quedan en sus casas, ayudando con las tareas domésticas. El acoso y la violencia sexual a la que están expuestas, también impiden su pleno acceso este legítimo derecho. El embarazo precoz en adolescentes se incrementa en el país, ocasionando frustración y limitando sus posibilidades de desarrollo.
De la población total de mujeres, solamente se ubican en el trabajo formal el 24,5% de ellas, las que cuentan con un sistema de seguro de salud (sea de ESSALUD, seguro privado, ambos u de otra índole), mientras que el 75,5% no se encuentra afiliado a ningún tipo de seguro de salud. Gran parte de las mujeres que se encuentran en el sector formal, que no cuenta con estabilidad laboral vive atemorizada. No se les respeta el derecho a la reproducción, no gozan de permisos pre ni pos natal, ni las horas de lactancia a los que tienen derecho por ley.
La gran mayoría de mujeres se ubica en el sector informal, es decir de 7 millones 496 mil trabajadores y trabajadoras que se ubican como informales, 48 % son mujeres trabajando de 10 a 16 horas diarias y totalmente vulnerables y desprotegidas por el Estado.
Existe en el Perú, la ley de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres promulgada en marzo de 2007. Seria tal vez motivo de celebración, pero ello queda solo en el discurso oficial porque para el gobierno actual es letra muerta, por que no lo implementa y poco le interesa en la práctica que se cumpla.
En el Perú sigue ensanchándose la brecha que separa a ricos y pobres. En su mayoría, los pobres son mujeres ya que son las primeras víctimas de la explotación y la marginación. Para superar esta situación es necesario luchar para que el Estado reconozca su derecho a la salud, a la educación, a la capacitación y a un trabajo digno; posibilitando su acceso a los recursos económicos y promoviendo una participación paritaria de las mujeres en la toma de decisiones.
Por todo lo expuesto, celebrar el Día Internacional de la Mujer, no consiste solo es movilizarnos y trabajar para festejar solo el día central y algunas veces solo para la foto y pasar el resto del año solo espectando los efectos del modelo neoliberal. El verdadero homenaje se hace cada día del año, organizando a las mujeres, denunciando y luchando contra el neoliberalismo en todos los espacios donde transitamos en el país. Celebrar es también recordar el legado que dejaron las mujeres que lucharon por justicia social y por la paz a lo largo de la historia de la humanidad. Tener siempre presente que en el año 1910 durante la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, reunidas en Copenhague, se proclamó el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, propuesta por la incansable luchadora alemana Clara Zetkin, como una jornada de movilización por los derechos de las mujeres. Tener también en la memoria lo sucedido en el año 1911, donde 140 jóvenes trabajadoras, la mayoría inmigrantes, murieron en el trágico incendio de la fábrica Triangle en la ciudad de Nueva York. Este suceso tuvo grandes repercusiones que hasta hoy no cesan y mantienen viva la esperanza de las mujeres luchando por una utopía, por un mundo mejor, como bien dice nuestro querido y gran poeta Eduardo Galeano “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”. Por ello hoy más que nunca la tarea de las mujeres que luchamos por un mundo con justicia social debemos organizarnos y construir la unidad para el gran cambio y hacer del 8 de marzo un caminar y un canto a la vida contra el neoliberalismo. En estos días previos al día internacional de la mujer me faltarían, horas, días y talvez años, para escribir el nombre de tantas mujeres celebres y anónimas que construyeron en todo el planeta la historia del día internacional de la mujer, podemos decir entonces mujeres del mundo que lucharon por nosotras ¡presentes¡, ahora queda para nosotras, las mujeres que estamos aquí y ahora, de pie, firmes, con fuerza, con optimismo y con esperanza, continuar el camino que iniciaron esas mujeres ejemplares, a las que recordaremos y seguiremos su ejemplo.
Lima, Perú marzo del 2008

0 comentarios: