domingo, 23 de marzo de 2008


Beber del cáliz de la desesperanza
Juliett Morales Garcia


La Habana, 22 mar (PL) Más de dos mil millones de personas padecen el calvario dantesco de pobreza, hambre, enfermedades y muerte que continuará en gran parte del mundo subdesarrollado, sin un acceso a condiciones básicas de saneamiento.
En el ámbito del Año Mundial del Saneamiento, las Naciones Unidas dedica el Día Mundial del Agua, que se conmemora hoy, a esa cuestión, crítica en países del Tercer Mundo por estar vinculada con la muerte diaria de más de tres mil niños.
La inequidad en el acceso al agua limpia y a condiciones básicas de sanidad, pone en riesgo el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), ocho metas que abarcan desde la reducción del hambre hasta el fomento de una asociación mundial para el desarrollo.
Otros objetivos comprometidos se refieren a la lucha por la educación primaria, la igualdad de género y la autonomía de la mujer, reducción de la mortalidad infantil y el mejoramiento de la salud materna, así como el combate al VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades.
Una mujer que viva en zonas de Estados Unidos o Europa sólo tiene que abrir un grifo para que corra el agua fresca, beber, bañar a sus hijos, limpiar la casa, o regar el jardín.
Por el contrario, muchas africanas se verán obligadas a caminar varios kilómetros hasta una fuente de agua para cocinar y asegurar el aseo de sus hijos.
Los niños muchas veces tendrán que hacer ese recorrido para ayudar a su familia y no podrán asistir a la escuela. A falta de agua potable tomarán la insalubre, adquirirán rotavirus, causa de enfermedades diarreicas y tendrán posibilidades reales de morir.
Esa espiral de pobreza, hambre, y enfermedades, engrosa las estadísticas mundiales de mortalidad por causas prevenibles.
En un comunicado difundido en el marco del Día Mundial del Agua, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, expresó que cada 20 segundos un niño muere por las “condiciones abismales de saneamiento”.
Tal situación afecta a 2,6 mil millones de personas a nivel global y 1,5 millones fallecen por problemas de salud evitables.
Los líderes que adoptaron las metas de Desarrollo del Milenio en el 2000 acordaron reducir a la mitad para el 2015 el número de personas que viven sin acceso a saneamiento básico, pero el mundo no se encuentra en condiciones de alcanzarlas.
Tampoco las predicciones de los expertos son esperanzadoras: 2,1 millones de personas quedarán sin saneamiento básico antes del 2015. En las condiciones actuales, Africa Subsahariana no alcanzará el mencionado objetivo hasta el 2076.
La combinación de pobres condiciones de saneamiento, con la falta de acceso al agua potable y de higiene contribuye a aumentar el calvario de los que beben día a día del cáliz de la desesperanza.
La solución del problema requiere de medidas que los gobiernos de los países afectados pueden tomar, con la ayuda de la comunidad internacional en términos de recursos financieros y transferencia tecnológica, subrayó Moon.
“Si asumimos el reto, el impacto repercutirá más allá del acceso al agua limpia. Cada dólar invertido en agua y saneamiento, rinde un estimado de siete dólares de valor de la actividad productiva”.
Cada Día Mundial del Agua es una oportunidad para que despierten las conciencias dormidas, o indolentes, sobre la situación de más de 2,6 mil millones de personas sin condiciones básicas de saneamiento.

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