martes, 26 de enero de 2010

HAITI

Soy una mujer nacida en Haití.
Miro hacia el cielo y pregunto el porqué del olvido de dios.
La abuela de mi bisabuelo murió de tantas violaciones del patrón y de tantos latigazos del mayoral.
Era esclava y lo último que hizo fue ayudar a escapar a su hombre a que se uniera a la lucha por la independencia.
Mi bisabuela murió de tifoidea mientras mi bisabuelo murió a manos del ejercito norteamericano.
Luego vino PapaDoc llenando las cárceles de mis parientes cuando no de balas sus pechos. Mi abuelo rebelde murió en mazmorras sucias con el cuerpo mutilado de torturas y la dignidad incólume.
Mis padres fueron acribillados por los tonton macoutes, y me tocó verlos desangrarse en la indiferencia de calles desoladas por el miedo.
Mi tío murió de sida, contagiado de tanto dar sangre para conseguir unas miserables monedas para comer.
Dos de mis hermanos han muerto en la violencia cotidiana y uno más se lo comieron los tiburones por tratar de perseguir el sueño americano.
Uno de mis hijos se lo llevó el hambre, ya no lo saciaban las galletas de tierra para aplacar el apetito y ahora a una de mis hijas se la lleva esta triste pared que nos trajo el terremoto.
Díganme: ¿qué hago con toda esta soledad?
Díganme: ¿qué hago con toda esta rabia?



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